Reproducimosla Declaración de Mar del Plata
difundida al cabo del "Encuentro Internacional Crisis y Soberanía
energética. La energía como derecho del pueblo" realizado durante el fin
de semana pasado.
En el marco del 73° Aniversario de la fundación
del Sindicato de Luz y Fuerza de Mar del Plata, nos reunimos trabajadores y
trabajadoras del sector energético de Brasil, Chile, Francia, México, Puerto
Rico, Uruguay y Argentina para participar del Seminario Internacional “Crisis y
Soberanía Energética - La Energía como derecho del pueblo”, bajo la firme
intención de continuar y profundizar el proceso de intercambio regional de
manera regular, a partir de diversas formas y medios que nos permitan un mayor
contacto y conocimiento con las realidades de los distintos países y frentes de
lucha.
La clase trabajadora sufre una ofensiva feroz
del capital en todo el mundo, donde ya no se pretende sólo expoliarnos a través
de la súper explotación y la creciente flexibilización laboral. Podemos
denunciar con certeza que el capital tiene como objetivo en las últimas cuatro
décadas desarmar un camino de conquistas que el pueblo trabajador alcanzó por
medio de la histórica lucha del movimiento obrero, y que significaron un
período de construcción y acumulación de poder popular con perspectiva
emancipadora.
La década de los noventa, la ruptura de la
bipolaridad y el “Fin de la historia” implicó el desembarco del neoliberalismo
como la expresión más salvaje del capitalismo y sus políticas de liberalización
del mercado y recorte fiscal tuvieron a los Estados como los grandes focos de
ataque. La privatización de las empresas públicas en favor del libre comercio y
la competencia significó una derrota brutal para la clase trabajadora y los
pueblos, en términos de la pérdida de derechos adquiridos.
Nos ocupa y preocupa la defensa del papel de la
energía como servicio público y su relación con el tema derechos y acceso digno
para el conjunto de la población. La importancia política en manos de quien
está siendo administrado o quien detente la propiedad sobre los recursos y las
empresas en muchas ocasiones no se escapa a la lógica mercantil que impregna el
desarrollo energético de la región, y esto debe ser una preocupación que genere
acciones para posibilitar su revisión.
Desde ese momento, estamos embarcados en una
batalla ideológica y cultural donde el capital impone en el imaginario popular
la lógica de la mercancía por sobre la lógica de los derechos. El ciudadano
pasó a convertirse en cliente y el derecho en una mercancía, a la cual sólo
accede aquel que puede pagarla. Esta batalla se encuentra aún vigente y es
nuestra responsabilidad el recuperar la conciencia de nuestro pueblo para la
defensa de lo que nos pertenece.
El caso argentino, con la venta de la petrolera
YPF y la privatización de la totalidad de su sistema energético, es el ejemplo
paradigmático de cómo los intereses de los capitales transnacionales se
impusieron frente a los intereses y las necesidades del pueblo. Sin embargo, es
un camino que acontece en el ámbito mundial.
Esto no es más que la cruda expresión de la
lucha de clases. El pueblo francés resiste hoy la privatización de su sistema
energético, así como el pueblo uruguayo frenó en los noventa el remate de sus
empresas públicas y aún hoy sigue enfrentando las privatizaciones. Los trabajadores
del Sindicato Mexicano de Electricistas y la huelga magisterial de la CNTE
-Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación- se convierten en
ejemplo de lucha contra las políticas criminales y neoliberales de Peña Nieto.
Los compañeros brasileños se ponen al hombro la defensa de la soberanía popular
energética ante los intentos de la derecha golpista por entregar el yacimiento
petrolero del Pre-Sal a las transnacionales. El pueblo chileno demuestra que la
lucha es una sola, fundiendo en la calle los reclamos estudiantiles y la
necesidad de recuperar el cobre, y actualmente en el cambio previsional con el
movimiento “No + AFP”, sistema que está dando pensiones de hambre. Los
puertorriqueños avanzan firmemente en la generación comunitaria de la energía y
la defensa del modelo público, construyendo diariamente la soberanía popular.
Hoy las transnacionales gritan a los cuatro
vientos el discurso de la transición energética, o cambio de la matriz
energética. Es innegable la necesidad de cambiar la matriz productiva
energética mundial, hoy sostenida en un 87% por recursos fósiles. Sin embargo,
debemos alertar que la transición hacia las energías verdes no puede darse de
la mano de las empresas privadas. Esta es la forma en que el capitalismo se
reinventa en su intento de mercantilizar la energía en todos los rincones del
mundo, de imponer el lucro en donde debe primar el derecho. Los Estados que
asumen hoy el discurso “verde” muestran a las claras cómo las transnacionales
pretenden penetrar en los mercados para condicionar la capacidad de abastecerse
en materia energética de manera soberana.
Estamos convencidos que el problema es el
capitalismo y la lógica de la acumulación. Lo que ocurre no es más que una
lucha en la que se enfrentan un proyecto impulsado por las empresas energéticas
del gran capital transnacional, contra las necesidades y anhelos de los
pueblos. En esa lucha, defendemos la concepción de la energía como un bien
social y un derecho humano ya que sin ella no es posible vivir.
Buscamos la Soberanía Energética, no entendida
en los términos formales territoriales sino como el derecho de los pueblos a
participar en la toma de las decisiones para definir una política energética
que atienda sus reales intereses y busque su bienestar general, bajo una
perspectiva anticapitalista y promoviendo la integración no subordinada con la
región y el mundo. Para enfrentar al capitalismo, ofrecemos desde la clase
trabajadora el fortalecimiento de lo público, lo participativo, lo colectivo y
lo realmente democrático.
Hay que discutir el para qué de la energía y
cómo se atiende la demanda del derecho social a la energía. En un contexto
mundial donde existen 2 mil millones de personas que no acceden a ningún tipo
de energía, la provisión de los bienes energéticos y el suministro de los
servicios públicos de gas, electricidad, combustibles, transporte público, agua
y servicios sanitarios, deben ser asumidos por la clase trabajadora como una
lucha intransferible en la defensa de la calidad de vida. Hacemos propias las
consignas que se desplieguen en cada país para defender el derecho del pueblo
al ejercicio de la soberanía energética, como lo son las luchas por el acceso a
la tarifa social o contra la pobreza energética.
La predominancia de la generación energética basada
en combustibles fósiles expresa e implica una dependencia a este tipo recursos
que nos obliga a realizar un esfuerzo sostenido por disminuir el peso de esos
combustibles fósiles en la matriz energética y sus efectos netamente negativos
sobre el medio ambiente. El mantenimiento del nivel actual de explotación de
los bienes comunes es inviable y autodestructivo para la humanidad. El
capitalismo no sólo explota a la clase trabajadora sino que avanza en la
mercantilización de los recursos naturales, convirtiéndolos en meros
commodities y atentando así contra la supervivencia del planeta. En definitiva,
se vuelve imprescindible repensar desde los pueblos también el para qué y cómo
utilizar los bienes que la naturaleza nos brinda, trabajando contra la escasez
pero también el derroche, de manera de satisfacer nuestras necesidades reales y
no alimentar la filosofía híper consumista que hoy impera.
Debemos, como clase trabajadora, fortalecer los
procesos que impliquen la generación de la conciencia en torno a la importancia
de ejercer la soberanía popular sobre las energías. El único camino para frenar
el avance del capital es a través de la construcción de prácticas
anticapitalistas, de desarrollo comunitario y democrático. En este sentido, el
éxito de la autogestión de los trabajadores en la producción es el claro
ejemplo de que un mundo mejor es posible, ordenado por las necesidades
definidas de manera social y colectiva y no impuestas por una minoría que se
enriquece a costa del empobrecimiento de las grandes mayorías.
Nuestro fortalecimiento implica pensar en
procesos de transición que nos permitan tener un norte superador de lo
existente, donde no sólo estemos ocupados en resistir a los avances propios de
las clases dominantes en torno al control de las posibilidades de vida de las
mayorías dominadas, sino también construir de manera amplia alternativas a
partir de las cuales tender y consolidar otras formas, otros paradigmas que
sostengan una sociedad de iguales.
Debemos reconocer también un frente de lucha en
la reformulación de los marcos legales vigentes que varían en cada país, pero
que presentan aspectos comunes. Así, avanzar en una legislación hacia la
desmercantilización de la energía que garantice su acceso universal.
Como clase trabajadora nos debemos un primer
balance de lo que han sido los gobiernos progresistas y las políticas que éstos
llevaron a cabo en materia energética, en la perspectiva de fortalecer nuestros
diagnósticos para avanzar en los procesos de transición hacia una sociedad
justa, sin explotados ni explotadores.
Las organizaciones participantes de este
seminario declaran:
- Reafirmamos que la Energía es un bien social,
un derecho humano, que debe tomarse como un problema de todos ya que es
insustituible.
- Rechazamos el brutal tarifazo aplicado en los
servicios públicos de luz, gas y agua que el pueblo argentino sufrió en 2016 y
que demostraron ser una nueva transferencia de riquezas hacia los sectores
concentrados de la economía.
- Adherimos y hacemos propia la Jornada
Continental del 4 de noviembre “En Defensa de la Democracia y en Contra del
Neoliberalismo”, porque entendemos que luchar por la defensa de la energía como
un derecho de los pueblos es luchar contra el capitalismo, el saqueo que promueve
y la vulneración de derechos de los más postergados.
- Expresar nuestra solidaridad con el pueblo de
Jáchal (San Juan) en su lucha contra la mega-minera Barrick Gold que contamina
y saquea nuestro país, así como con todos aquellos que resisten las consecuencias
de la mega-minería y el fracking en toda América Latina.
- Luchar por la integración energética autónoma
en América Latina y el Caribe.
- Exhortar a las autoridades públicas de
Argentina y de Uruguay a que se hagan todos los esfuerzos necesarios para
renovar los permisos de suministro de Gas de Argentina hacia Uruguay.
Reafirmamos la necesidad de la construcción de la re gasificadora como
complemento del respaldo energético y desarrollo productivo, tanto de Uruguay
como de Argentina.
- Partiendo de la convicción de que la clase
trabajadora es solidaria y se fortalece en la unidad, damos nuestro apoyo y
aporte simbólico, de carácter solidario, a los compañeros del SME en el proceso
y desafío que se aprestan a promover en la autogestión obrera.
- Expresamos nuestra solidaridad con el pueblo
brasileño y su lucha por “Ni un derecho menos”, que sufre los embates de un
gobierno golpista; así como con el pueblo venezolano, quien viene resistiendo
heroicamente los ataques de las clases dominantes y el imperialismo
estadounidense.
- Saludamos al pueblo cubano, venezolano,
ecuatoriano y boliviano, que luchan por mantener la dignidad.
- Rechazamos la imposición Congresional de los
Estados Unidos de una Junta de Control Fiscal federal, en contra del pueblo de
Puerto Rico por considerarlo el acto más denigrante, despectivo,
antidemocrático y colonial que se haya visto en tiempos modernos con el único
propósito de garantizar el cobro de la deuda pública que es impagable.
- Exigimos la excarcelación del preso político
más antiguo del mundo que se encuentra en cárceles de Estados Unidos, compañero
Oscar López Rivera.
Ratificamos la validez de nuestros encuentros
para fortalecer la solidaridad internacional de los trabajadores, en la lucha
por nuestros derechos y la materialización de nuestra máxima por una energía
como bien social insustituible".
Presentes: José Rigane, Secretario General de
FeTERA-CTA (Argentina); Julio Acosta, Secretario Adjunto de FeTERA-CTA
(Argentina); Antonio Goulart, Consulta Popular (Brasil); Gerson Castellano, FUP
(Brasil); Humberto Montes de Oca, SME (México); Mario Oyarzun, Sindicato
Chilquinta (Chile); Hugo Navarro Torres, Sindicato Chilquinta (Chile); Gabriel
Portillo, Frente Sindical L. Duarte (Uruguay); Cecilia Vercellino, Frente
Sindical L. Duarte (Uruguay); Sebastien Viscuso, CGT (Francia); Marc Bontemps,
FNME-CGT (Francia); Ángel Figueroa Jaramillo, UTIER (Puerto Rico); Marcelo
Elizalde, AUTE (Uruguay); Gabriel Soto, AUTE (Uruguay); Jorge Berón, AUTE
(Uruguay); Oscar Duarte, FANCAP (Uruguay); Dimitri Guchín, FANCAP (Uruguay);
Álvaro de la Cruz, FANCAP (Uruguay); Gustavo Bello, FANCAP (Uruguay); Martín
Guerra, Sindicato del Gas (Uruguay); Pablo Sequeira, Sindicato del Gas
(Uruguay).
Mar del Plata, 08 de octubre de 2016
Fuente: www.fetera.org.ar
* Federación de Trabajadores de la Energía de la
República Argentina.