La impublicable transparencia de Michel Temer
Si un país es considerado la sexta economía mundial, los principales acontecimientos relacionados con él deberían ser noticia. Más cuando en ese país acaba de ocurrir un cambio de gobierno con el que está en desacuerdo una parte sustancial de su población y la legitimidad del nuevo mandatario ha sido objeto de cuestionamiento también en otras naciones. Y si el nuevo gobernante de ese país tan importante confiesa inesperadamente que el motivo para deponer a sus predecesores no es el que hasta ahora conocíamos sino otro bien diferente de lo que él mismo había dicho, estamos entonces ante un suceso que debe ser noticia de primera plana en todo el mundo.
Aunque
muy probablemente usted no lo sepa porque quienes tienen la obligación de
informárselo no lo han hecho y solo un reducido grupo de medios de comunicación
no pertenecientes al mainstream han publicado la noticia, ella, como el
dinosaurio de Monterroso, está ahí: El actual presidente brasileño Michel Temer
reconoció el pasado miércoles 21 de septiembre, en un discurso, que la razón
por la cual fue depuesta la anterior presidenta brasileña Dilma Rouseff, no fue
la expuesta en el juicio al que la sometió el Parlamento de ese país.
En
un discurso ante la Sociedad de las Américas y el Consejo de las Américas, con
sede en la ciudad de New York, Temer expresó literalmente:
“Hace
muchos meses atrás, diez, doce meses, nosotros lanzamos -entonces era yo todavía vicepresidente-,
lanzamos um documento llamado Un puente para el futuro. Porque nosotros
estábamos convencidos de que seria imposible al gobierno continuar con aquel
rumbo y entonces sugerimos al gobierno
que adoptase las tesis que apuntábamos
en aquel documento llamado Un puente para el futuro. Como eso no sucedió, no se
adoptó, se instauró un proceso que
culminó ahora com con mi instalación
como Presidente de la Repúbica”
Y
no es que el discurso haya sido ocultado o editado, está disponible
íntegramente en la página oficial de la Presidencia de la República Federativa
de Brasil pero de nada vale esa supuesta transparencia si las personas no se
enteran porque ningún gran medio de comunicación de Brasil hace referencia a
tan grave asunto.
El
portal The intercept que ha hecho importantes filtraciones relacionadas con el
ex analista de la inteligencia estadounidense Edward Snowden, y lidera el
conocido periodista Glenn Greenwald llamó la atención sobre el hecho:
“Literalmente,
ninguno de los numerosos medios del Grupo Globo, ni el mayor periódico del
país, Folha, ni ninguna de las revistas políticas siquiera mencionó los
comentarios sorprendentes e incriminatorios de Temer. Fue impuesto un verdadero
apagón. Mientras que muchos periodistas y sitios independientes abordaron la
admisión del recién instalado, ninguno de los grandes medios de comunicación dijo
una palabra.”
Los
grandes medios de comunicación actuaron como un único y poderoso partido
político para imponer el impeachment contra Dilma alegando violaciones
presupuestarias pero ahora que se conocen las
verdaderas razones: el rechazo de la destituida presidenta a imponer un
plan neoliberal que recorta el gasto social en salud y educación, privatiza
importantes sectores públicos y favorece la desregulación a favor del mercado,
solo hay silencio.
Subraya
The Intercept que las entidades ante las que habló Temer en New York están
integradas por representantes de las corporaciones multinacionales y miembros
del stablishment de la política exterior de Estados Unidos hacia América
Latina. Una de ellas fue fundada por el industrial estadounidense David Rockefeller
y tiene en su staff a John Negroponte, ex embajador de EEUU en Honduras durante
la guerra sucia en Centroamérica durante los años ochenta del siglo pasado.
Tras
ver caer en Guatemala al gobierno de Jacobo Árbenz, el Che escribió a su madre
que “los términos medios no pueden significar otra cosa que la antesala de la
traición”, en una reflexión que la actuación de Michel Temer trae a la
actualidad. No hubo que esperar mucho para que afloraran los verdaderos motivos
por los que Dilma Rouseff saliera de la Presidencia de Brasil, tampoco para que
aparecieran sus reales beneficiarios, pero de ambas cosas no nos enteraremos
por los defensores de la libre expresión solo para los que pueden ser
propietarios o anunciantes de medios de comunicación y cuya sinergia con los
que aplaudieron a Temer en New York no necesita presentación.