Por Fernando Buen Abad
Una operación Buitre recorre a Latinoamérica. Lo
que han avanzado las Universidades Públicas, democratizándose y democratizando
a los pueblos, está bajo la mira de los esbirros del neoliberalismo hambrientos
de negocios y de mano de obra capacitada y servil.
Una Universidad Pública y Gratuita debe ser,
también, usina critica del universo teórico-metodológico existente.
Debe ser el pueblo convertido en Universidad
armado con metodología para la intervención y también debe ser acción defensiva
porque hoy como nunca peligra su sobrevivencia ante los acechos del capitalismo
que sobrevuelan como buitres.
También existe una contienda epistemológica
entre “dos mundos” porque existe una tensión económica y política de clases en
cada una de las tareas donde no existe la ciencia “a-sexuada”, incolora,
neutral.
Sépase que el neoliberalismo amenaza.
Nadie se dé por sorprendido.
Es verdad que las Universidades Públicas se
deben un debate crítico y autocrítico permanente, que es exigencia concreta y
necesaria, en medio de la crisis que atraviesa el sistema capitalista.
Crisis que es el producto de la contradicción
entre el Capital y el Trabajo; es decir, entre la explotación y el
enriquecimiento ilimitado de una minoría parásita que ostenta las armas y la
propiedad del Capital contra una mayoría oprimida que se ve obligada a buscar
sus fuentes de vida en el Trabajo al servicio de ese Capital.
Estudiantes, docentes, administrativos… y todos
aquellos que sostienen a las Universidades Públicas, directa o indirectamente,
han de saber que la investigación, la docencia, la divulgación deben estar para
servir para la solución científica de los problemas que aquejan a la humanidad.
Que se debe forjar científicos con convicciones
éticas intransigentes para poner sus conocimientos al servicio de la sociedad y
poner compromiso y esfuerzo para superar los atrasos y lastres que nos aquejan
es decir: la pobreza, las enfermedades, la corrupción, el crimen, la
desigualdad y la usurpación –incluso- de los conocimientos científicos que se
saquean para beneficio comercial de unos cuantos.
Pero ese proyecto está bajo amenaza.
Lo que han avanzado las Universidades Públicas,
democratizándose y democratizando a los pueblos, está bajo la mira de los
esbirros del neoliberalismo hambrientos de negocios y de mano de obra
capacitada y servil.
La idea dominante es condicionar a las Universidades
con la propia crisis del capitalismo y venderlas al mejor postor monopólico
determinado por la ganancia para usarlas contra los trabajadores.
No hay científicos ni intelectuales inmunes,
aunque muchos se asuman como indiferentes o den por superado todo vínculo con
la realidad que los rodea, las amenazas del capitalismo son cada día más crudas
y reales.
No vale la “objetividad” ni la “neutralidad” de
ese pensamiento avestruz que dice defender a las Universidades Públicas
mientras hace guiños a los comerciantes de saberes.
Las Universidades Públicas deben ser el pueblo
que toma forma de investigaciones científicas, de enseñanza y de divulgación
cultural.
Abiertas, democráticas, universales y dinámicas.
No un “ideal formativo” parcelado y abstracto,
de espalda a la sociedad.
La amenaza neoliberal quiere tomarse revancha y
someter a las Universidades a un tipo de saber mercenario que sólo sirve al
sector poderoso que puede financiar el desarrollo de una ciencia negociable
como botín de monopolios.
Debemos comprender por qué el mundo está como
está.
Ayudarnos con todos los conocimientos
científicos, aprovechar el trabajo de muchos universitarios honestos que con su
esfuerzo y experiencia han aportado herramientas de análisis y de
transformación científica de la realidad.
Una corriente pensante nada nueva, recorre las
Universidades Públicas de todo el mundo.
Incluye a profesores, trabajadores no docentes,
investigadores y alumnos.
Cada vez son más los universitarios que luchan
por liberar a la Ciencia de toda esclavitud al servicio de los monopolios.
Sólo una Universidad Pública puede desarrollarse
como herramienta de acción con
pensamiento y e investigación libre, creadora de teorías, prácticas,
ciencias y artes.
Una lista larga de problemas y de taras debe
superarse al calor de la ciencia y la honestidad política pero ese trabajo no
puede ser realizado por los agentes externos del neoliberalismo sino por las
fuerzas democráticas de las Universidades desde adentro y desde su raíz que es
el pueblo mismo que las sostiene.
Desde la Universidad Pública, los docentes y
estudiantes deben devolver a la sociedad la inversión que ésta hace para formar
profesionales.
Debe existir un retorno en investigaciones,
trabajos de campo, desarrollo tecnológico, etc. que beneficie a la sociedad
toda.
Esto requiere lucha y requiere militancias
científicas permanentes.
Hay que emancipar a las bases materiales que
harán posible la unidad de teoría y práctica indispensable para la humanización
del hombre con ayuda de las nuevas Universidades Públicas.
La verdadera defensa de la Universidad Pública
exige garantizar la estatización del conocimiento y su democratización con
planificación en todas las disciplinas científicas jerarquizando las ramas más
necesarias y urgentes para el desarrollo económico y social.
La Universidad Pública debe ser sustentada
económicamente por el Estado nacional y debe ser defendida de los ataques del
neoliberalismo que hoy mueve a sus peleles con alas de fondos buitres.
Fuente: Nac&Pop