Por Héctor Bernardo, Resumen Latinoamericano, 19
diciembre 2016.-El primer año del Gobierno de Cambiemos deja como sello
distintivo de su política exterior un total alineamiento con los intereses de
Estados Unidos e Israel. La desobediencia a la resolución de la ONU que exige
la libertad de Milagro Sala y declara su arresto “ilegal y arbitrario”, y el
acuerdo con el Reino Unido que deja de lado los intereses argentinos sobre
Malvinas, son sólo dos ejemplos de un giro diplomático que relega la soberanía
nacional y vuelve a poner a Argentina en el lugar de colonia.
Desde que Mauricio Macri asumió la presidencia,
Argentina dio un giro de 180 grados en su política exterior. El alineamiento
automático con Estados Unidos e Israel llevó al nuevo mandatario argentino a
nombrar en puestos clave a funcionarios que no responden por los intereses
nacionales, sino por las grandes potencias. El caso de Susana Malcorra es un
claro ejemplo de ello.
El pago a los fondos buitre, el ataque a
Venezuela, la intención de desmembrar el MERCOSUR, el reconocimiento inmediato
del Gobierno golpista de Michel Temer en Brasil, el enfrentamiento con el Papa,
la censura a TeleSUR, son sólo algunos ejemplos. A estos también se sumaron el
desatinado e irresponsable apoyo explícito a Hillary Clinton en las elecciones
norteamericanas que terminaron con el triunfo de Donald Trump, el cambio de
posición en los organismos internacionales respecto de la causa palestina y el
alineamiento inmediato con cada una de las peticiones de la DEA y la CIA.
Pero, sin dudas, cuatro hechos que muestran el
sello distintivo de Cambiemos y que manchan la imagen argentina en el mundo
son: el escándalo de los Panamá Papers (las cuentas y empresas no declaradas que
el presidente tiene en el extranjero), la desobediencia a los organismos
internacionales (ONU y OEA, entre otros) que exigen la liberación inmediata de
la presa política Milagro Sala, y que declaran su arresto “ilegal y
arbitrario”; la agresión física (sin precedentes en la política exterior
argentina) a la canciller de Venezuela, Delcy Rodríguez, y la decisión de dejar
de lado el reclamo histórico por la soberanía de Malvinas y firmar un acuerdo
que representa casi en su totalidad las exigencias del Reino Unido.
En ese sentido, fueron casi premonitorias las
palabras del ex juez de la Corte Suprema Eugenio Raúl Zaffaroni, en una
entrevista que Contextole realizó a principios de 2016 en la que el ex
magistrado señaló: “Los CEO que ocupan nuestros ministerios en este momento son
empleados de las corporaciones que han decidido sacar del medio a los
políticos, porque consideran que ya no los necesitan y prefieren asumir
directamente el gobierno por medio de sus empleados. Es claro que estamos en
una versión del virreinato modelo siglo XXI”.
En la misma línea, el analista político y ex
diputado nacional del Frente para la Victoria (FpV), Carlos Raimundi, remarcó:
“Una de las características centrales del macrismo ha sido el realineamiento de
Argentina en otro eje geopolítico, diferente al de la integración
latinoamericana que había tenido lugar durante la gestión kirchnerista. Eso
marca el conjunto de la política exterior”.
“Desde una falsa consigna que planteaba ‘volver
al mundo’, lo que se hizo fue poner a la Argentina a disposición de los
intereses de los grandes conglomerados financieros internacionales. Argentina
jamás había estado tan integrada a la región y al mundo como en la etapa de los
Gobiernos kirchneristas. Un claro ejemplo de esa integración es haber
conseguido el apoyo de todos los países de la CELAC en el reclamo argentino por
Malvinas”, agregó.
Por último, Raimundi señaló a Contexto que “a
esto se suman situaciones puntuales, como el gravísimo hecho de desoír la
resolución de Naciones Unidas que exige la libertad de Milagro Sala. Argentina,
por primera vez en muchísimas décadas, vuelve a ser cuestionada desde el punto
de vista de los derechos humanos”.
El abandono de la causa Malvinas fue claramente
señalado en un diálogo que Contexto tuvo con la ex embajadora argentina en el
Reino Unido, Alicia Castro, cuando las dos Cancillerías firmaron el acuerdo de
cooperación respecto de Malvinas. “Estoy consternada con el retroceso que el
presidente Macri le ha dado a la política de Malvinas. Hay una declaración del
G77 que ratifica la necesidad de diálogo entre los dos países, y la Cancillería
ni siquiera lo puso en su sitio de Internet. Esto evidencia un cambio drástico
de la política respecto a Malvinas, que se aleja del mandato inequívoco de la
Constitución Nacional, que establece perseguir la soberanía de las islas como
un objetivo”, aseguró la ex diplomática.
Por último, Alicia Castro recordó que “hay 41
resoluciones de Naciones Unidas que mandan a ambos países a dialogar y a
resolver sin demora la controversia de soberanía, pero ahora llegó Macri y no
discute más soberanía. La visión de Macri de entrar en el mundo es someterse a
la ley del más fuerte”. Fuente: Resumen Latinoamericano