Marcha de protesta por la represión que se
desató en la cárcel de Jujuy después del asesinato de Nelson Cardozo
Los familiares de los presos presentaron un hábeas corpus pero el caso se cerró.
“Les dispararon a la cara con balas de goma”
“Les dejaron los ojos hinchados. La mandíbula
lastimada”, cuentan los familiares de los presos del penal de Gorriti.
Por Alejandra Dandan
Desde San Salvador de Jujuy
El Establecimiento Penitenciario 1 de Jujuy es
conocido como el Penal de Gorriti. En las paredes externas una marca lo
recuerda como ex Centro Clandestino de Detención. Allí, donde fueron secuestrados
y torturados las víctimas de la dictadura, bajo la lluvia, se congregaron
familiares de presos, entre ellos de Nelson Mariano Cardozo, el joven asesinado
a golpes hasta la asfixia el 5 diciembre. “Venimos a pedir la intervención del
Penal”, explicaron. “Los mismos carceleros que estuvieron ese día siguen
custodiando a los presos”, cuenta Marcela Avila, tía de Cardozo y hermana de
otro de detenido. El día del crimen, cuando un grupo de presos comenzó a
golpear las rejas hasta con sus cabezas para pedir que ayuden al muchacho, el
Servicio Penitenciario desató una refriega con balas de goma, gases
lacrimógenos y escarmientos a los golpes que terminó con unos 140 detenidos
heridos con traumatismos de cráneo, de tórax y fracturas de mandíbulas y manos.
“La situación dentro del penal fue tan grave que el Hospital Público Pablo
Soria tuvo que clausurar el servicio de guardia para atenderlos”, explica María
José Castillo, abogada y miembro de la coordinadora que presentó un pedido de
Habeas Corpus. El trámite cayó en manos del juez de control Isidoro Cruz, que
luego de dos audiencias lo cerró sin investigarlo.
El día
del crimen, cuando finalmente sacaron a Nelson de su celda, uno de los
detenidos lo vio tirado en el piso de la enfermería. “Los presos les pedían a
los guardias que por favor lo reanimen porque todavía respiraba, pero los
guardias, ahí tirado en el piso, lo movían y le decían ¡pendejo levantate!”,
dice una de las mujeres de la familia. “Otro detenido empezó a tirar los tubos
de oxígeno al piso, desesperado, para que lo levanten e intenten reanimarlo
pero el penal no tiene nada para hacerle algo así”.
Así, dicen las mujeres, comenzó la represión
sobre los presos.
“Cuando Nelson está tirado, empezaron a entrar
los cascarudos y a golpear todo”, explica una mujer. “Hablan de motín, pero en
realidad ellos entraron a golpearlos a todos. Como los presos estaban
exigiendo, a eso le llaman rebeldía ahí adentro, o desacato. Así es que
empezaron a golpearlos. Les pegaron malamente. Les dejaron los ojos hinchados.
La mandíbula lastimada”.
Una mujer saca del bolso fotos de más de treinta
personas con golpes, balas y heridas de todo tipo, imágenes que los propios
detenidos lograron capturar. Al grupo de mujeres se suman la madre de Nelson,
Natalia Rodríguez y su tía Analía Tolaba. “Yo tengo las fotos. ¡Entraban
directamente a verlos a ellos, les apuntaban a la cara y disparaban con las
balas de goma! Tengo chicos lastimados que todavía tienen perdigones de las
balas de goma. Perdigones incrustados que todavía no les sacaron. Y no los
sacan al Hospital, todavía siguen en el pabellón de la cárcel”.
A Nelson lo mataron a la hora del recreo de la
mañana, cuando todos los presos salen a descansar al patio. Ese día quiso
quedarse en la celda que se cierra con un candado. También el patio se cierra.
Los únicos que poseen llaves para abrir las puertas son los guardiacárceles.
Cuando los presos volvieron del patio, la celda de Nelson estaba abierta y el
cuerpo colgado. Al mediodía, el Servicio Penitenciario emitió un comunicado
para decir que se había suicidado. Tres horas mas tarde tomó intervención el
fiscal Gustavo Araya. Las pericias señalaron que lo habían matado a golpes
antes de colgarlo. Ahora habrá que ver si tuvo alguna sobrevida posterior
mientras lo llevaban a la enfermería, porque los detenidos aseguran que cuando
le pegaban patadas en el piso todavía respiraba.
El nombre de Nelson Cardozo
En la cárcel de Gorriti hay dos parientes de
Nelson. Dos tíos. Alberto Cardozo y Fabián Avila. Alberto Cardozo está detenido
desde abril en el marco de una causa en la que, en el país misterioso de
Gerardo Morales, pasó de denunciante a denunciado. En 2007 fue víctima de un
tiroteo. Lo denunció. Señaló entre los atacantes a su pariente Fabián Avila y a
Rafael Páes. En prisión lo torturaron, tal como publicó este diario. Durante la
primera semana lo pusieron en la celda de castigo, lo colgaron del techo con
manos y pies atados para interrogarlo sobre el dinero de Milagro Sala y un
integrante de la organización. El juez Pablo Pullen Llermanos le dijo más tarde
que si denunciaba a Milagro Sala en la trama de su atentado, lo liberaba.
Cardozo es parte de la organización Tekuré que integra la Red de organizaciones
de las que participa la Tupac Amaru. No denunció a Milagro Sala. Y entendió el
crimen de su sobrino como un nuevo apriete. Páes, que estuvo preso, fue
sobreseído luego de denunciar a Milagro Sala. Avila fue uno de los más
golpeados el día de la protesta de los presos por la muerte de Nelson Mariano
Cardozo. Tampoco él declaró en contra de Milagro Sala.
“Mi esposo me contó que los reventaron, los
hicieron mierda”, dice otra de las esposas. “Me dijo que la protesta comenzó en
el Pabellón 3 que era el lugar en el que estaba Nelson. Que después se sumó el
Pabellón 5. Que entraron los de Infantería y todos los cuerpos especiales de la
Policía para ayudar a los del Servicio Penitenciario. Y que ahí los reventaron.
Les quebraron las manos. Le partieron la cara, la mandíbula. Que los tenían en
el piso y les tiraron agua fría. Que a los que tenían en el piso les seguían
pegando. Que todo esto lo hacían con los que habían participado y no
participado”. Y continuó: “Que los que lograron meter en las celdas, les
cerraban la reja. Les tiraban a esta distancia –dice y señala con la mano–, y
les tiraban tiros, de esos tiros de bala de goma prácticamente pegados al
cuerpo”.
La Coordinadora contra el ajuste y la represión,
Madres y Familiares de Desaparecidos e Hijos de Jujuy golpearon las puertas de
varios juzgados durante esa semana para presentar un Habeas Corpus. Recién el
sábado 10 lograron que un juez, Isidoro Cruz, los reciba en su casa. Le
entregaron una presentación por el agravamiento de las condiciones de detención
de los internos del Servicio Penitenciario 1 como resultado de los hechos de
violencia de público conocimiento luego del asesinato de Cardozo. Durante un
trámite express el juez lo cerró.
“Presentamos el Habeas como resultado de los
hechos de violencia de público conocimiento ocurridos luego del asesinato de
Nelson Cardozo”, explica Marcela Mon, abogada del espacio. “Muchos familiares
habían comenzado a hacer público los hechos que estaban sucediendo en el penal
mientras pasaban, concentrados del lado de afuera. El sábado 10 de diciembre se
lo presentamos al juez de control Isidoro Cruz. El juez hizo una primera
audiencia para ratificar la denuncia. A la audiencia fueron Inés Peña y Sara
Velazquez, de Madres. En ese acto quedó asentado que iba a hacerse una
audiencia posterior, el día 12. El juez convocó a la audiencia del 12 a dos
funcionarios: el Director del Establecimiento Penitenciario 1, el subalcalde
Luis Ochoa y al Jefe del Departamento de Sanidad, José Alvarez. Comparecieron
los dos y de lo único que quedó constancia es que dijeron que los internos del
Penal habían sido atendidos, medicados y se les habían realizado las curaciones
pertinentes. También dijeron que el más afectado fue el interno Fabián Avila. Y
adjuntaron los exámenes médicos físicos realizados el día 6, posterior a la
muerte de Cardozo. El problema es que con esas dos audiencias el juez dio por
concluida la investigación”.
Con esa resolución, los peticionantes pidieron
ver el expediente. Y el viernes presentaron una apelación. Allí explicaron que
el juez decidió cerrar la investigación porque los denunciantes no concurrieron
a la audiencia, un argumento que no tiene asidero legal, explican, porque la
presencia es irrelevante. Por otro lado, señalaron que por la naturaleza del
recurso, el juez debe actuar de modo inmediato para restituir los derechos
fundamentales que están siendo vulnerados sin la necesidad de tener la
rigurosidad formal de otros reclamos. Del cotejo de los documentos del
expediente, además, encontraron los datos más importantes por los que volvieron
a fundar la demanda.
“Las
constancias documentales que existen en la causa, entregadas por los
funcionarios, dan cuenta de la gravedad de la violencia ejercida dentro del
penal”, sigue Mon. “Del examen físico surgen lesiones como traumatismo de
tórax, traumatismo de cráneo, heridas de postas en los muslos, fractura de
clavícula, fractura de húmero, sólo por dar algunos ejemplos. Pese a esos
datos, el juez no hizo ninguna pregunta a los funcionarios en la audiencia. Ni
por qué ocurrieron las lesiones, ni cómo. De hecho, cuando el Jefe del
Departamento de Sanidad da cuenta del interno mas afectado, luego puede
observarse que su nombre no consta en el listado de personas lesionadas que
entregaron. Tampoco explica qué medidas se tomaron o se están tomando para
mejorar el estado de Avila”.
Fuente: Página 12