El tramado de sobornos que la empresa
constructora brasileña Odebrecht pagó a funcionarios de alto nivel en al menos
12 países latinoamericanos para ganarse megacontratos de infraestructura,
parece confirmar que la corrupción en esta región es endémica.
El caso Odebrecht, como lo dijo El País de
España la semana pasada, revela la corrupción sistemática que ahonda en los
niveles de desigualdad de Latinoamérica. Se trata de un nuevo capítulo que
parece alcanzar su punto más crítico en la historia reciente de una región que
nunca ha salido bien librada en las mediciones de transparencia realizadas
anualmente por la ONG Transparencia Internacional: 15 de sus países ocupan las
más bajas calificaciones entre 167 puestos. Solo Uruguay y Chile están entre
los 25 países más transparentes.
Con todos los nombres que aún faltan por
conocerse de presidentes, expresidentes y congresistas implicados en los sobornos,
el caso Odebrecht promete ser uno de los protagonistas de la agenda
periodística regional este 2017.
Presentamos siete consejos que les serán útiles
a los periodistas que investigan esa historia u otras que tienen el mismo fin:
darle rostro a la corrupción.
1. Seguirle la pista a la plata, especialmente a
las entidades con más presupuesto y poder de contratación
Casos como el de Odebrecht, el de la petrolera
brasileña Petrobras o los reiterados desangres a los sistemas públicos de salud
demuestran que las entidades encargadas de manejar los contratos de
infraestructura, salud y educación, y las empresas interesadas en ganarse esas
licitaciones, suelen ser foco de corrupción. Por lo tanto, los periodistas
deben escudriñar en ellas con mayor frecuencia.
En Colombia, por ejemplo, los privados
demostraron cuán valioso es el lobby a
la hora de ganarse los contratos, como los que obtuvieron durante la
construcción del metro de Medellín.
También en Colombia se denunciado la relación corrupta entre privados y
gobernantes, pues los contratos se suelen adjudicar a los contratistas que les
den una tajada económica a los mandatarios de turno. Uno de los casos más
simbólicos es el Carrusel de la Contratación de Bogotá.
El soborno está tan entronizado en sociedades
como la latinoamericana que la Encuesta nacional sobre prácticas contra el
soborno en empresas colombianas, realizada por Transparencia por Colombia y la
Universidad Externado de Colombia, arrojó que el 91% de los empresarios
consultados considera que en Colombia el soborno no solo es habitual sino
necesario para hacerse a los contratos, según publicó la revista Dinero.
2. Escudriñar en el patrimonio de los
gobernantes
Detrás de los patrimonios de los funcionarios
públicos pueden haber historias de corrupción por descubrir. Aunque suele ser
todo un reto investigar el patrimonio de los gobernantes porque, a diferencia
de Estados Unidos, en Latinoamérica los funcionarios no suelen hacer públicas
sus declaraciones de renta ni de patrimonio, las indagaciones con las fuentes
acertadas pueden llevar a buen puerto.
En México, por ejemplo, el equipo de Aristegui Noticias
destapó que el presidente Enrique Peña Nieto y su esposa la actriz Angélica
Rivera tienen una lujosa casa que está a nombre de un contratista del gobierno
de Peña Nieto, que también fue quien la construyó. Además de exponer el
evidente conflicto de interés, la investigación periodística ha despertado
dudas entre los mexicanos sobre la procedencia del patrimonio de la pareja
presidencial, dado el monto del inmueble: 7 millones de dólares.
Otro caso denunciado recientemente por posible
corrupción, según recordó The Washington Post en un artículo publicado el año
pasado, es el de la expresidenta argentina Cristina Fernández, quien es
investigada por fraude al fisco, al tiempo que los argentinos han cuestionado
el aumento de su riqueza desde que comenzó la presidencia de su esposo Néstor
Kirchner.
3. Especializarse y entender cómo funcionan los
presupuestos y la contratación pública porque cada vez la corrupción es más
sofisticada
Odebrecht es prueba de lo sofisticadas que son
las operaciones corruptas entre contratistas, empresarios y políticos. El
gigante brasileño pagará 3.500 millones de dólares de multa porque aceptó haber
entregado 439 millones de dólares a funcionarios y políticos para que les
garantizaran contratos de obras públicas. Esos detalles difícilmente se
hubiesen conocido de no ser por la llamada investigación Operación Lava Jato,
que realiza la Fiscalía de Brasil y que ha sacado a la luz actividades ilícitas
en Petrobras.
Pero cuando las primeras pistas de corrupción no
vienen de investigaciones judiciales, los periodistas pueden encontrar
inconsistencias en la contratación pública revisando los presupuestos y
sistemas de contratación de sus países. Esta actividad requiere unos niveles
mínimos de conocimiento de la ley de contratación del país en el que se
trabaja.
Por eso, es clave sumergirse y conocer a fondo
toda la normativa aplicable y hablar con expertos en este terreno para
identificar los principales interrogantes. Así lo recomienda el equipo de
periodistas de la Fundación Civio, responsables de Quién cobra la obra, una
radiografía de la megacontratación de los últimos siete años en España.
4. Hurgar en los pliegos de contratación: suelen
ser hechos a la medida de una élite de contratistas y grupos económicos
Si bien los métodos que utilizan algunos
gobernantes para favorecer a determinados grupos de poder pueden ceñirse a lo
que establece la ley de contratación pública, una práctica recurrente que
termina siendo desleal y fortalece aún más a las élites económicas es la elaboración
de licitaciones y contratos con especificaciones que solo pueden cumplir
determinados grupos de poder. Esto es lo que se conoce como la cultura del
privilegio, que termina haciendo más aguda la desigualdad en la región y
generando captura política.
Así, en algunos países latinoamericanos son
comunes los llamados de la sociedad civil y de las veedurías por procesos
licitatorios con pocos proponentes o con uniones temporales de las que hacen
parte las mismas empresas.
Contar quiénes están detrás de esas empresas y
los vasos comunicantes entre sus representantes y los gobernantes de turno son
tareas periodísticas que no dan espera.
5. Practicar el periodismo de datos para
encontrar acciones ilícitas
El seguimiento a los contratos y a los
documentos públicos es una de las prácticas más tradicionales del periodismo de
investigación para destapar algún hecho de corrupción, mucho más con toda la
metodología moderna que ofrece el periodismo de bases de datos. Esa práctica,
que combina reportería tradicional e indagaciones con equipos informáticos,
permite encontrar patrones y prácticas repetitivas que desnudan los entramados
corruptos.
Paul Radu, director ejecutivo del Proyecto de
investigación periodística del crimen organizado y corrupción en Europa Oriental,
recomienda que los artículos tengan enlaces a las evidencias, estén acompañados
de bases de datos bien construidas y de una nota metodológica que explique cómo
se hizo la investigación
6. Trabajar en equipo y con profesionales de
otras disciplinas
Las investigaciones periodísticas que han
destapado casos sistemáticos de corrupción, de blanqueo de capitales y de
evasión fiscal han sido desarrolladas por equipos de periodistas con diferentes
habilidades, algunos enfocados más en las técnicas de investigación tradicional
y otros en realizar investigaciones a través de las herramientas que les
brindan las bases de datos.
Entre las investigaciones más sonadas y
destacadas, por el equipo transfronterizo que involucró, están los Papeles de
Panamá y Luxemburgo Leaks. Ambas fueron realizadas por el Consorcio
Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ), con sede en los Estados
Unidos.
Para Marina Walker Guevara, subdirectora del
Consorcio, “el trabajo conjunto de periodistas e ingenieros hace eficiente y
profunda la recolección y el análisis de la información, y da lugar a
investigaciones periodísticas que son más sistémicas y contundentes”. Por eso
en el equipo de trabajo del Consorcio, además de periodistas, hay informáticos.
7. Cultivar fuentes que sean testigos directos
de la corrupción
Si hay fuentes valiosas para un periodista de
investigación son aquellas que hacen parte de un gobierno o una empresa y han
sido testigos directos de alguna actividad ilícita. De allí que los periodistas
deban conocer a la gente adecuada en los sitios precisos, dice el periodista de
investigación paquistaní Umar Cheema, fundador del Centro de Periodismo de
Investigación de Paquistán y víctima de tortura por sus revelaciones
periodísticas.
Cheema también les recomienda a sus colegas
tener entre sus fuentes a congresistas y organizaciones que promuevan la
transparencia. Al hacerse a las fuentes correctas, dice, obtener la
documentación oficial les será mucho más fácil.
Otro consejo de Cheema es hablar con aquellas personas
que no salen beneficiadas de algún acuerdo, transacción o negocio. Así se
obtendrán más detalles del hecho de corrupción que se investiga. La información
entregada por estas fuentes ‘viudas de plata’ o ‘viudas de poder’ debe ser
sometida a verificación como cualquier otra información, especialmente porque
puede ser exagerada.
“Si la fuente (en este caso el afectado)
realmente quiere exponer algún caso públicamente, entregará toda la información
que sea necesaria”, resalta Cheema.
Fuente: Periodismo y Desigualdad