Columna de opinión del Grupo de Curas en la
Opción por los Pobres.
Por Eduardo Sarapura
Se cumple un año de la injusta e ilegítima
detención de Milagro Sala a pesar de que el Grupo de Trabajo sobre la detención
arbitraria de la ONU decidió que "es arbitraria" y en consecuencia
solicitó "al gobierno de la República Argentina liberarla de
inmediato". Pero el gobierno no está cumpliendo.
Hemos señalado ya muchas veces la suspensión del
estado de derecho en Jujuy donde se instaló una suerte de gobierno de facto que
utiliza la justicia para ejecutar una venganza personal y que divide a la
población entre colaboradores y enemigos, ofreciendo toda suerte de dádivas
para los primeros y represión o persecución para los segundos, violentando las
garantías constitucionales y falseando el sentido de la justicia. La Argentina
va a pagar el costo de mantener este delirio de omnipotencia del gobernador
Morales, apoyado claramente por el presidente Macri y el diputado Sergio Massa.
Ignorar el pedido de la ONU es una decisión irresponsable que no tiene más
motivo que hacer una demostración de fuerza demencial que nos arrastra a todos
a una vergüenza internacional y la anulación de hecho del principio de
presunción de inocencia.
Ha pasado un año de este gobierno y es
inocultable la aplicación del modelo económico neoliberal, cuyo relato
conocemos bien: lo hemos padecido varias veces. Lo describimos en detalle en
nuestra carta balance del 10 de diciembre pasado. Para sostener este modelo es imprescindible
–también lo hemos vivido– disciplinar a la población. Bajar sus defensas y
convencerla de que lo único que puede hacer es aceptar las condiciones
impuestas por el gobierno. La población no debe poner "palos en la
rueda", debe comprender que "la revolución está en marcha" y
resignar sus derechos porque no son tales. La población sólo tiene derecho a
obedecer como ovejas llevadas al matadero.
En tan solo un año se profundizó la brecha
distributiva entre ricos y pobres, cayó el poder adquisitivo del salario, se
potenció la pobreza y el desempleo, se disparó el endeudamiento. Situación
devastadora que insólitamente es presentada como "un año duro" y es
un escenario construido a propósito para disciplinar e invertir la matriz
cultural y distributiva de la Argentina. Se creó la crisis para justificar los
remedios.
El núcleo del disciplinamiento es la represión y
suspensión encubierta del Estado de Derecho. Por eso, no parece casual la
situación de Jujuy que se extiende como una sombra sobre algunos episodios
recientes que se proyectan a nuestro futuro:
1) Se conocieron los fundamentos del fallo en el
primer juicio a Milagro Sala, que nos dan vergüenza ajena por la inmoral
manipulación de la Justicia en Jujuy. La condena a tres años de proscripción política
es un claro límite al derecho a protestar y al de formar parte de asociaciones,
ambos protegidos por la Constitución. No hay Estado de Derecho en Jujuy.
2) Fue reprimida la protesta pacífica docente
contra los despidos e impedido el derecho legítimo de ingresar al Ministerio de
Educación para continuar la toma.
3) Se recortan los derechos de los jubilados
para la cobertura de salud del PAMI y la distribución de remedios. También está
amenazada la movilidad jubilatoria y se pretende alargar la edad de jubilación.
4) Fue violenta la represión a los manteros de
Once. Después de machucarlos a palos, con gases e incendios, se sentaron a
conversar. Los evasores en el reciente blanqueo fueron tratados como caballeros
para que traigan la plata que nunca pagaron sin sanción alguna. Medio Gabinete
tiene cuentas offshore en el exterior, pero los palos son para los pobres.
5) También fue grave la represión a los mapuches
de Cushamen en Chubut. Gendarmería invadió su territorio, disparó balas de
goma, dejó heridos y detenidos.El juez sólo ordenó remover obstáculos sobre las
vías, pero no controló que su orden se cumpliera. Dejó que reprimieran a
mansalva.
6) Se insiste, una vez más, como suele hacerse
en tiempos electorales, en la baja de la edad de imputabilidad. Algo que nadie
propone seriamente fuera de los discursos marquetineros o de los defensores de
la "mano dura".
7) Las graves inundaciones en Pergamino y en
Santa Fe –donde pueblos como La Ramona pueden desaparecer– y los incendios en
La Pampa, fueron ignorados en su magnitud por el gobierno y los medios. Son
trabajadores y pobres los que más sufren. Pareciera que el gobierno promueve
una suerte de "neomalthusianismo": hay que dejar que las catástrofes
eliminen a la gente que sobra.
Jubilados, pobres, pueblos originarios, negros,
inmigrantes, docentes, menores de 14 años, trabajadores, delegados sindicales,
Madres y Abuelas, hijos de desaparecidos, nietos recuperados, militantes
políticos, son a diario criminalizados por el relato de los medios que los señalan
como un peligro asociado a vagancia, delito, narcotráfico, corrupción,
terrorismo indigenista, invasión inmigrante, herencia recibida y unas cuantas
plagas más. Los persiguen, reprimen, acosan, les flexibilizan el empleo, los
insultan desde los call centers escarmentándolos para que los demás aprendan
que no deben oponerse. Señalan a estos "culpables" para que no veamos
el tremendo desastre económico creado en tan sólo un año y la brutal
transformación cultural que intentan imponer. Los culpables, para este gobierno
perverso, siempre son "los otros".
Como en el pasado reciente, el Episcopado
argentino forma parte del cordón de silencio, callando frente a estas evidentes
pruebas del maltrato al que está siendo sometido nuestro pueblo. Quisiéramos
alguna vez verlos ponerse del lado del evangelio y los pobres públicamente, y
que no sólo intenten estar a salvo de las dificultades, preocupados por quedar
bien o no perder la compostura. Mirando otros episcopados, como el de México,
preocupado por el "tarifazo a los combustibles" no podemos sino mirar
con una cierta envidia que algunas voces se levanten, cosa que no ocurre en la
"tierra del Papa".
Confiamos en que el pueblo sabrá darse sus
herramientas pacíficas, democráticas y legítimas para no dejar que sean
recortadas las garantías constitucionales y buscar un futuro de igualdad
distributiva, justicia y convivencia solidaria.