Por Oscar Castelnovo
(APL)Luego de la toma del cuartel de La Tablada
por militantes del MTP, ocurrida el 23 de enero de 1989, el fiscal Alberto
Nisman al servicio del juez de Instrucción Gerardo Larrambebere, elaboró un
informe donde convalida la versión del ejército que afirma que los
desaparecidos en el cuartel, por caso José Díaz e Iván Ruiz, SE FUGARON. Ambos
fueron fotografiados en la tapa de los diarios del mundo el momento en que se
entregaban sanos y salvos, y, por otra parte, había un cerco de 3500 efectivos
rodeando el cuartel. Allí se reeditó toda la metodología del Estado terrorista:
Fusilamientos de prisioneros, torturas y desapariciones al mando del general
Arrillaga. Recientemente este general fue condenado a cuatro sentencias a
prisión perpetua por crímenes de lesa humanidad cometidos durante la última
dictadura cívico militar en Mar del Plata.
Nisman ganaba como fiscal pero gastaba como
magnate. ¿De dónde salió el dinero de sus cuentas en el exterior?
Nisman se iba de jaraneo con chicas VIP por el
mundo.
Nisman le robaba la mitad del sueldo a sus
empleados, por lo menos así lo confirmaron tres de ellos.
El autor de estas líneas es insospechado de
kirchnerismo alguno, ya que escribió durante los 12 años de gestión K, sobre
los crímenes contra los hijos más vulnerables del pueblo asesinados por la
represión estatal, sobre las torturas y muertes en las cárceles, entre otras
responsabilidades del gobierno K, porque las fuerzas de seguridad no tienen sus
mandos en Venus, sino en el Poder Ejecutivo.
Néstor Kirchner creo una UFI-Amia especial para
Nisman, con decenas de empleados, tecnología de avanzada y presupuesto
millonario. O sea que el difunto fiscal y los K mantenían confianza mutua hasta
pocos meses antes la muerte del funcionario.
Y por otra parte, ¿dónde están los avances en la
causa Amia en todos los años que la investigación estuvo cargo de Nisman?
¿Alguien los vio? Porque, incluso, su denuncia
contra Cristina Kirchner “oculta más de lo que esclarece”, expresaron desde
Apemia.
NISMAN NO DEBIÓ MORIR, pero tampoco ser elevado
a la categoría de héroe impoluto después de sucumbir asesinado o suicidado.
Sencillamente porque no era tal cosa. Fue un fiscal corrupto, defensor del
Estado terrorista. No era la persona adecuada para investigar el crimen de 85
personas asesinadas en el atentado que aún claman justicia.
Fuente: Agencia Para la Libertad