Defendamos la autonomía y la autarquía del INCAA
y garanticemos el fomento al cine y la industria audiovisual.
Hace un par de meses leímos en un artículo el
resultado de un “Estudio para modificar el sistema tributario argentino” que aconsejaba
la eliminación lisa y llana de las fuentes de financiación del INCAA –y por lo
tanto del fomento al audiovisual nacional-, bajo el argumento de que se trataba
o bien de impuestos de bajo poder recaudatorio o de gravámenes que podían muy
bien reemplazarse por contribuciones sin un fin determinado. Ante el unánime
rechazo de toda la comunidad audiovisual salieron a desmentir el artículo
diciendo que no había sido más que una “opinión periodística”.
Luego se pretendió realizar una operación
mediática para justificar decisiones y recambios internos, que burdamente
intentó poner a la opinión pública en contra de la industria audiovisual en su
conjunto, como si todos los trabajadores de esa actividad, inmersos en aguas de
corrupción y “lodo”, parasitarán al resto del pueblo argentino adueñándose de
su dinero y metiéndole la mano en el bolsillo, cuando por disposición de la ley
nuestra actividad se autofinancia sin robarle a nadie y sin dejar a los
jubilados sin medicamentos, ni a los hospitales sin gasas, ni a los pobres en
la calle.
Inmediatamente se alimentaron los foros de
debate con identidades cargadas de odio que insultaron sistemáticamente a
cuanto trabajador del audiovisual existe. Decir que todos los que trabajamos en la industria audiovisual somos
corruptos y ladrones es, además de una generalización inaceptable como todo
prejuicio, un insulto a la historia de nuestro cine y de nuestra televisión y a
los miles de compañeros que a diario se
ganan la vida honestamente.
Ahora se quiere instalar en la sociedad la idea
de que el organismo desde el cual se fomentan el cine y la industria
audiovisual argentinos es una cloaca y hablan de “limpiezas étnicas”, esas que
nunca se sabe dónde acaban. Esto, que sin duda equivale a meter a todo el mundo
en una misma bolsa, pareciera esconder el objetivo de eliminar, en un futuro no
demasiado lejano, la cuota de fomento indispensable para la supervivencia de la
industria.
No es cuestión de nombres ni de personas, sino
de políticas de Estado. No buscamos defender hombres sino garantizar la
supervivencia del cine y del audiovisual argentinos mediante el estricto
cumplimiento de la ley, que es el único recurso del que disponemos los
ciudadanos de a pie, los que trabajamos honradamente, los que no manejamos operaciones
mediáticas ni ejércitos de falsos opinadores. Los que hacemos la cultura, mal
que les pese a muchos, sin llenarnos los bolsillos con oscuros negociados ni
dinero espurio.
Defendamos la autonomía y la autarquía del INCAA
y garanticemos el fomento al cine y la industria audiovisual.
Repudiamos todo intento de congelar fondos de
fomento, paralizar créditos y subsidios y retrasar concursos.
Por la plena vigencia de la ley 17.741
Una sociedad sin industrias culturales está
condenada a la anomia y al olvido.
ARGENTORES - Sociedad General de Autores de la
Argentina
Gentileza para Utophia de Bucky Butkovic. Jefa
de Prensa
4383-6354 / 8520 bbutkovic@fibertel.com.ar
18.04.2017