La concepción mafiosa del poder político
neoliberal, se expresa en toda su dimensión, en la repetición de la mentira.
Por Jorge Rachid
Cuando los españoles planteaban que “habían
descubierto América” como todavía se enseña en los colegios, sabían que estaban
mintiendo, estaban empezando el saqueo.
También eran concientes quienes planteaban en
años posteriores que “el monopolio español era asfixiante”, mientras pensaban
como entregar ese comercio a Inglaterra.
Cuando llevaron “la civilización a las
fronteras” estaban escondiendo el genocidio de los pueblos originarios.
Sarmiento y Mitre planteando “civilización o
barbarie”, estaban justificando los miles de deguellos de criollos y caudillos
provinciales, como después la Liga Patriótica formada por jóvenes hijos de los
conquistadores que se hicieron dueños de la Patria, se estableció para
perseguir inmigrantes pobres con ideas sindicales, anarquistas y socialistas.
Hasta hicieron una Ley, como ahora que se llamó
de Residencia, elaborada por Miguel Cané recordado como poeta, ocultado como
represor, para expulsar inmigrantes indeseables.
Se escondieron y mintieron los verdaderos
motivos de la represión de los obreros de la Patagonia Trágica, que iniciaron
una huelga exigiendo “una vela y un catre”, según el enorme Osvaldo Bayer, cada
hecho represivo recibió el amparo de una mentira, como hoy, donde cada acción
de gobierno se intenta esconder con la posverdad.
Mintieron sobre Irigoyen para el golpe de 1930,
lo encarcelaron y persiguieron, el pueblo no les creyó como se vio en su
sepelio, años después, acompañado de cientos de miles de compatriotas.
Lo mismo hicieron con Evita primero y Perón
después, las supuestas fortunas, las corrupciones, hasta las violaciones, todo
servía para justificar la colonización cipaya de la Patria.
El pueblo tampoco les creyó, resistió 18 años la
mentira, la persecución, la proscripción y volvió a su tercera presidencia
plebiscitada por los argentinos.
Intentaron como lo siguen intentando el actual
gobierno, justificar el genocidio de la dictadura cívico militar, con un
despliegue del negacionismo develado por la Justicia y que ha recorrido el
mundo, como ejemplo del tratamiento de los Derechos Humanos, porque dicha
situación puso al descubierto la mentira plasmada durante años, que el golpe de
estado fue producto del accionar de la guerrilla, que a esa hora ya estaba
reducida a su mínima expresión y faltaban sólo 6 meses para las elecciones de
1976. Otra mentira del poder económico.
O sea el poder real, el que ejercen los
denominados habitantes del “círculo rojo” como los denominó el mismo
presidente, cuando era monitoreado, como ahora por los dueños del poder, son
quienes elaboran los mensajes que intentan tapar la realidad de un presente
dolorosos para el pueblo argentino.
Dicha mentira intenta desmontar desde los
juicios a los genocidas, como asimismo volver a naturalizar la represión de las
ideas como un ejercicio normal del gobierno.
Para eso necesitan contar con todos los medios
de comunicación hegemónicos, amparando la realidad, negándola, desviando la
atención con noticias bobas como cuando el gran diario argentino tituló la
importancia de dormir la siesta en tapa, cuando ese día se habían bajado las
jubilaciones, se había aprobado la nueva ley discriminatoria de los
trabajadores en el SRT, se redujo el presupuesto de la secretaría de la Mujer
para luchar contra los femicidios y se intentó tapar el escándalo del Correo.
Todo un combo de mentiras destinadas a manipular
la opinión pública.
Esta batería de medidas se asienta en un
ejército de los llamados trolls, que son “pandillas” de empleados
tecnológicamente capacitados para invadir las redes sociales, para inundar sus
hogares con los agravios y mentiras que brinda el anonimato.
También los servicios secretos de la AFI
colaboran junto a la Corte Suprema a instalar el juego del Gran Hermano en el
país, donde todos somos seguidos: los empleados que escriben en sus muros, los
políticos y dirigentes sindicales espiados en sus correos privados, los
militantes seguidos con agentes, todo bajo control de la “nueva política”.
La mafia en funcionamiento.
Todo este andamiaje sirve de base al robo y al
saqueo de una banda de empresarios acostumbrados a robar al estado bajo presión
y lobbys durante décadas.
Usaron a los militares todo el siglo XX, cuando
una política estaba en dirección contraria a sus intereses, golpe de estado.
Reinstalada la Democracia, demuelen aquello que
no les respondía como Alfonsín, hasta que tuvo que claudicar.
Domesticaron a Menem, ni siquiera eso
necesitaron con De La Rúa, la crisis los puso en riesgo a “ellos” también, pero
la mano invisible del Mercado salvó a los Bancos, hundiendo a los argentinos a
pié.
Estos bancos volvieron a presionar y acomodar
los grupos empresarios de “la patria contratista”.
La familia del presidente, siempre creciendo,
con cualquier signo, siempre corrompiendo.
Para consolidarse en el gobierno, cuestión que
no lograrán detrás de la mentira, la persecución y la denigración de la
oposición, intentando cambiar la historia que ya es marca registrada en la
Argentina como son los Derechos Humanos, los Derechos Laborales, los Derechos
Sociales, la Educación Pública, la Salud Pública, Malvinas como sello de
identidad soberana, el mundo Multipolar como inserción internacional, el
peronismo como eje cultural del modelo social y los últimos 12 años como nuevo
paradigma del movimiento nacional y popular.
Sin embargo sigue su prédica mentirosa, su
persecusión política, su ajuste planteado como sinceramiento, su apropiación
del ahorro interno genuino como las jubilaciones bajo el eufemismo “reparación
histórica”.
Cuando fracasan en la instalación dan marcha
atrás presentando la misma como “la apertura que escucha”.
Los médicos tenemos prohibido experimentar con
seres humanos.
¿Por qué podría un gobierno, experimentar con 42
millones de argentinos?.