Por Fernando Buen Abad Dominguez*
No esperaremos a que se desvanezca por sí solo
el monstruo mediático de las “mil cabezas”. Quitémosle, por lo pronto, la base
de sustentación que es nuestro cerebro. Ni todas las asimetrías -realmente
existentes- en el escenario de la Guerra Comunicacional planetaria, alcanzan
para convencernos de quedarnos quietos. Para que seamos incapaces de comprender
la realidad y transformarla, la burguesía nos atiborra el cerebro con
ilusionismo consumista. Basta. En todas las “ideas” de la clase dominante
existen componentes extorsivos para convencernos, directa o indirectamente, de
ser esclavos felices. Ya podríamos desarrollar una Guerra de Guerrillas[1]
Semiótica que tuviera por objetivo “asaltar los cielos” de la libre expresión
socialista con una Revolución de la Comunicación por todos los medios. ¿Qué
hace falta?
Guerrilla Semiótica: La Revolución de la
Comunicación por todos los Medios
Es falso que nada puede hacerse, es falso que
los monopolios son intocables e indemnes, es falso que nos quede sólo la
resignación y el silencio. La estructura toda del capitalismo está plagada con
fisuras originadas por la improvisación y el empirismo de su desarrollo
anárquico y dispendioso. Trabajaríamos como ciegos si asumimos como verdad
absoluta esa super mentira (propagada a los cuatro vientos) sobre lo
“intocables” que son los monopolios de la comunicación del capitalismo. Su peor
debilidad, la más grande, es la organización política de los pueblos con
fortaleza crítica.
Podríamos desarrollar un inventario de “fisuras”
y “grietas” del capitalismo, medidas por antigüedad, espesor, profundidad y
vulnerabilidad. Podríamos evaluar con qué hacerle más daño a los medios y los
modos que la burguesía emplea contra el pueblo trabajador para embrutecerlo,
alienarlo y explotarlo. Podríamos recorrer las experiencias exitosas y
repetirlas, perfeccionándolas. Podríamos, incluso, organizarnos con un solo
plan multiplicado por miles de frentes para cercar a las matrices ideológicas
burguesas con una pinza de crítica aguda, científica, popular y revolucionaria.
Hace falta la audacia, el talento, la claridad
política y el sentido de clase que, por ejemplo, Hugo Chávez desarrolló con su
“Aló Presidente”: los recursos mínimos con el máximo resultado semántico y
político. Hace falta la síntesis y el sentido de la Historia que tuvieron las
“Tesis de Abril”; hace falta la poesía de Miguel Hernández, la pasión de Flores
Magón; el pundonor de Rodolfo Walsh; la firmeza de John Reed. Hace falta el
clima de las radio difusoras revolucionarias de Bolivia y las certezas
antimonopólicas de las leyes de medios ensayadas en la Patria Grande. Hace
falta la disciplina y la entrega de los medios alternativos y comunitarios. Por
citar algunos ejemplos y fuentes de inspiración moral y ética. Pero,
principalmente, hace falta un programa Revolucionario para la comunicación
emancipada y emancipadora. Independencia política en la independencia
semántica.
Con todas esas fuerzas y con las riquezas
comunicacionales, desarrolladas históricamente en la resistencia y en la
vanguardia, debemos fundar un programa internacionalista de acción semiótica
para revolucionar íntegramente la producción social de sentido. Derrotar todas
las instituciones ideológicas de la burguesía, sus santorales eclesiásticos,
académicos, empresariales y faranduleros… (aunque a veces no se sepa cuál es
cuál). Debemos emancipar a los diccionarios, devolverles su derecho social a la
libertad semántica y a la renovación dialéctica de los significados. Recuperar
el derecho a producir sentido libremente bajo el único acuerdo necesario de ser
útil a la emancipación humana y a la superación definitiva del capitalismo. A
un mundo sin clases, sin patrones y sin explotación.
Una Guerra de Guerrillas[2] Semiótica ha de
operar en los rincones más inhóspitos e inopinados… en las categorías más
invisibles. Zonas aparentemente impenetrables de esa “mentalidad sumisa” que
estudió Vicente Romano. Ahí donde reina una “tradición” entrar a modificar el
sentido en clave popular y revolucionaria. Ahí donde hacen su nido los
prejuicios, romper los moldes y re-semantizar los hábitos. Ahí donde las
supercherías, los preconceptos, los dichos y los refranes… esclerotizan ideas
con moldes moralistas, fracturar la lógica del discurso para que desemboque en
un imaginario transformador y revolucionario. Ahí donde las idiosincrasias
sancionan vidas y reprimen cambios… detonar los contenedores y limpiar los
tóxicos ideológicos que carcomen la libertad humana. Revolucionar los
significados.
No permitas que los noticieros burgueses te
convenzan de odiar a tu propio pueblo. Que nunca más nos impongan sus
definiciones ni sus diccionarios. Cada vez que un noticiero burgués usa la
palabra “polémico” para referirse a un líder social, está induciéndote a que lo
veas como amenaza. No te tragues el odio oligarca como si fuese tuyo. Piensa.
El 90% de las matrices ideológicas de los medios burgueses es antipolítica.
Superproducciones, miniseries, noticieros... para des-movilizarte. Todas las
veces que un informativo use la palabra “enfrentamiento” entre luchadores
sociales y policías ¡miente!. Es represión vil pero maquillada. Todos los días
debes defenderte de la ideología dominante: nada que te humille, nada que te
duela, nada que te endeude, nada que te embrutezca. Dignidad. En boca de la
derecha la palabra “referéndum” significa odio al pueblo. No te engañe el
democratismo burgués ni su llanto de cocodrilo.
La Guerrilla Semiótica requiere, por ejemplo,
bombarderos de precisión para demoler las matrices ideológicas que obligan a
los pueblos a votar en su contra. Hay que ganar la gran batalla contra la
infiltración de ideología burguesa en nuestras propias casas y hasta la cocina.
Guerrilla Semiótica significa audacia de la inteligencia para desmoronar los
castillos ideológicos de la clase dominante y derrotarlos con el razonamiento
enamorado de la inteligencia revolucionaria y socialista. Emancipar
conciencias. Una Guerrilla Semiótica requiere de acción emancipadora y
multiplicadora en los territorios más invisibles de la conciencia.
Emancipación. Cada quien debe asumir su responsabilidad y su trinchera en la
Guerrilla Semiótica. Desmontar el diccionario del engaño con que nos ha
derrotado más que por la fuerza. Tarea urgente.
[1] “…La "guerra pequeña" o guerrilla
-pequeños destacamentos de maniobras independientes unos de otros- procura
debilitar y extenuar al adversario…”. León Trotsky, GUERRILLA Y EJÉRCITO
REGULAR: https://www.marxists.org/espanol/trotsky/1919/24vii.htm
*Fernando
Buen Abad Domínguez es mexicano de nacimiento, (Ciudad de México, 1956)
especialista en Filosofía de la Imagen, Filosofía de la Comunicación, Crítica
de la Cultura, Estética y Semiótica. Es Director de Cine egresado de New York
University, Licenciado en Ciencias de la Comunicación, Master en Filosofía
Política y Doctor en Filosofía. Miembro del Consejo Consultivo de TeleSur.
Miembro de la Asociación Mundial de Estudios Semióticos. Miembro del Movimiento
Internacional de Documentalistas. Miembro de la Red de Intelectuales y Artistas
en Defensa de la Humanidad. Rector-fundador de la Universidad de la Filosofía.
Ha impartido cursos de postgrado y conferencias en varias universidades
latinoamericanas. Ha obtenido distinciones diversas por su labor intelectual.
Actualmente es Director del Centro Universitario para la Información y la
Comunicación Sean MacBride
Fuente: Telesur