miércoles, 24 de mayo de 2017

Yuppies sin patria


Por Jorge Rachid  
Hipocresía política, corrupción judicial y falacias mediáticas
El país está vivo después de haber soportado el 57% de pobreza, pero critican que dejaste un 27%, nos dicen que en los últimos años no se creó empleo, cuando del 23% de desocupación se pasó al 5,6%, que nos robamos todo y se dejaron 52 mil millones de dólares en el ANSES y 25 mil millones den el Banco Central. “Pesada herencia” sin dudas, porque no sabían por donde empezar a saquear al Estado nacional, estos verdaderos nuevos yuppies sin Patria, que se creen determinados a ser los nuevos conquistadores de América.

El primer periodista militante, que además llegó con sus falacias a Presidente fue Mitre, que a partir de la supuesta victoria de Pavón, cuando Urquiza se retira, se dedica a escribir el relato de la historia nacional con mirada liberal, de los vencedores de “la barbarie” del Federalismo, que aplastados y degollados por el jefe de policía de Mitre, Sarmiento, limpia de criollos la lucha política, por aniquilamiento.

Ya Rivadavia y Carlos María de Alvear habían claudicado a las mieles inglesas, el primero en lo económico con el crédito de la Baring y la sociedad con la Mining Co minera, que pretendió apoderarse de Famatima en La Rioja, enfrentando a Facundo, que pasó a ser “sucio, feo y malo”, consolidado en esa imagen por Mitre.

No menos fue el Alvear que pidió a la Corona, por carta “que por favor nos admita como súbditos”, mientra enfrentaba a Artigas y entregaba la Banda Oriental a los portugueses.

No dudó Salvador María del Carril en presionar a Lavalle esa “espada sin cabeza”, para fusilar a su amigo y compañero de campaña Libertadora de San Martín, Dorrego, que obedeciendo y cometiendo el crimen en nombre de la civilización.

Tampoco dudaron Valentin Alsina y Florencio Varela en subirse a los barcos ingleses y franceses con la excusa de combatir a Rosas, demonizado por Mitre como el Tirano sangriento, que aún figura en nuestros libros escolares.

A Monteagudo lo asesinaron los monárquicos, los mismos que combatían a San Martín en Perú, un intelectual Bernardo que ya asistía a Bolivar en su campaña final para liberar el continente.

Aplaudía Buenos Aires el asesinato, que intentaba hacer aparecer a Rivadavia como el primer presidente, así lo escribió Mitre, que desde el diario militante La Nación creó un San Martín de bronce, poco humano, frío y estratega pero sin vida, ni sueños, ocultando que donó su sable testamentariamente al “tirano Rosas”.

Ya existía el ocultamiento mediático, como hoy.

No dudaron tampoco los conservadores liberales, en enfrentar las demandas sociales del fin del siglo XlX, sugiendo Alem y las protestas que se tiñen de sangre en los Talleres Vasena, la Patagonia y los quebrachales chaqueños.

No dudaron en desestabilizar el segundo mandato de Irigoyen, ni en consolidar la dependencia económica con el Pacto Roca Ruciman, ya producido el genocidio de los pueblos originarios por parte de Roca.

Ese parto de la historia, marcó el siglo XX hasta el advenimiento de Perón.

No es grieta, es la lucha del pueblo contra los poderes fácticos.

Sin dudas el peronismo con su expansión democrática de derechos sociales y distribución de las riquezas, con las banderas perennes de Justicia Social, Independencia Económica y Soberanía Política, más la Tercera Posición internacional, son un golpe de furca a los planes liberales dependientes y coloniales.

Como sucede hoy Patria o Colonia sigue siendo el dilema.

Tuvieron que derrocarlo para entrar al FMI, para derogar la primera Constitución Nacional Social de Latinoamérica por decreto para eliminar derechos sociales, crear partidos muletos para confundir en elecciones con proscripción del peronismo, surgiendo Frondizi e Illia con debilidades extremas que los llevaron a nuevos golpes de estado, saludados por los diarios de ayer y de hoy.

La misma dinámica neoliberal, golpista, mentirosa y falaz, un verdadero poder, ahora aumentado con las nuevas técnicas de comunicación social, imponiendo “verdades” acordes a sus intereses.

Ese trípode de poder local: medios, justicia y gobierno, tiene una proyecto de país neocolonial auspiciado por EEUU, quien conduce la estrategia, mientras los cipayos locales se ocupan de las cuestiones domésticas, atadas a esas estrategias internacionales.

Veamos, la necesidad de ajuste está dictada por el FMI que además exige, si paisano exige, que se modifique el régimen jubilatorio, que se flexibilicen las leyes laborales, que se abra la economía con Tratados de Libre comercio que consolidan la Argentina agroexportadora.

Eso saludan los medios, aplauden los Bancos y empresas multinacionales, la Bolsa, mientras el pueblo camina triste en un destino que sabe desolado, pero que se aferra al hoy. con miedo de perder lo poco que le queda.

Sin embargo los voceros del poder claman la nueva era, nos abrimos al mundo, derrotamos al “populismo”, el ogro demonizado como la imagen de Lucifer de la política.

Ese mismo populismo, el peronismo fue el que sacó al país de la mayor crisis de su historia, en un país que aparecía inviable en el 2001, con dolor por el genocidio social provocado por los mismos que hoy ejercen el poder.

Es como rescatar a un naúfrago del mar y que te acuse de seguir mojado.

El país está vivo después de haber soportado el 57% de pobreza, pero critican que dejaste un 27%, nos dicen que en los últimos años no se creó empleo, cuando del 23% de desocupación se pasó al 5,6%, que nos robamos todo y se dejaron 52 mil millones de dólares en el ANSES y 25 mil millones den el Banco Central.

“Pesada herencia” sin dudas, porque no sabían por donde empezar a saquear al estado nacional, estos verdaderos nuevos yupies sin Patria, que se creen determinados a ser los nuevos conquistadores de América.

El peronismo, después de la derrota pasó por varias etapas: la primera de desolación, buscando culpables y en dispersión, la segundo la reflexión autocrítica que hace bien sino se convierte en autoflagelación, tercera la necesidad de reorganización y agrupamiento enarbolando la bandera de la unidad.

Lo mismo sucedió en el movimiento obrero y los movimientos sociales, mientras los legisladores se sintieron libres de adoptar sus decisiones en forma inorgánica, abandonando el bloque, votando supuesta “gobernabilidad”, atados a los planes del enemigo neoliberal, abriendo las puertas a los Buitres, votando la Reparación Funesta Jubilatoria, admitiendo la derogación por DNU de la Ley de Comunicación Audiovisual.

Pero la calle, la movilización, la organización popular que enfrenta al neoliberalismo, pone en caja a quienes creen que las construcciones son individuales, providenciales, pero el peronismo, es un colectivo con política, doctrina, filosofía e ideología que nos sustentan y sigue dando la batalla por la Patria contra la Colonia, 70 años después, seguimos vivos.

NAC&POP: El Correo-e del autor es Jorge Rachid <jorgerachid2003@yahoo.com.ar>

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