Por Jorge Rachid
Hipocresía política, corrupción judicial y
falacias mediáticas
El país está vivo después de haber soportado el
57% de pobreza, pero critican que dejaste un 27%, nos dicen que en los últimos
años no se creó empleo, cuando del 23% de desocupación se pasó al 5,6%, que nos
robamos todo y se dejaron 52 mil millones de dólares en el ANSES y 25 mil
millones den el Banco Central. “Pesada herencia” sin dudas, porque no sabían por
donde empezar a saquear al Estado nacional, estos verdaderos nuevos yuppies sin
Patria, que se creen determinados a ser los nuevos conquistadores de América.
El primer periodista militante, que además llegó
con sus falacias a Presidente fue Mitre, que a partir de la supuesta victoria
de Pavón, cuando Urquiza se retira, se dedica a escribir el relato de la
historia nacional con mirada liberal, de los vencedores de “la barbarie” del
Federalismo, que aplastados y degollados por el jefe de policía de Mitre,
Sarmiento, limpia de criollos la lucha política, por aniquilamiento.
Ya Rivadavia y Carlos María de Alvear habían
claudicado a las mieles inglesas, el primero en lo económico con el crédito de
la Baring y la sociedad con la Mining Co minera, que pretendió apoderarse de
Famatima en La Rioja, enfrentando a Facundo, que pasó a ser “sucio, feo y
malo”, consolidado en esa imagen por Mitre.
No menos fue el Alvear que pidió a la Corona,
por carta “que por favor nos admita como súbditos”, mientra enfrentaba a
Artigas y entregaba la Banda Oriental a los portugueses.
No dudó Salvador María del Carril en presionar a
Lavalle esa “espada sin cabeza”, para fusilar a su amigo y compañero de campaña
Libertadora de San Martín, Dorrego, que obedeciendo y cometiendo el crimen en
nombre de la civilización.
Tampoco dudaron Valentin Alsina y Florencio
Varela en subirse a los barcos ingleses y franceses con la excusa de combatir a
Rosas, demonizado por Mitre como el Tirano sangriento, que aún figura en
nuestros libros escolares.
A Monteagudo lo asesinaron los monárquicos, los
mismos que combatían a San Martín en Perú, un intelectual Bernardo que ya
asistía a Bolivar en su campaña final para liberar el continente.
Aplaudía Buenos Aires el asesinato, que
intentaba hacer aparecer a Rivadavia como el primer presidente, así lo escribió
Mitre, que desde el diario militante La Nación creó un San Martín de bronce,
poco humano, frío y estratega pero sin vida, ni sueños, ocultando que donó su
sable testamentariamente al “tirano Rosas”.
Ya existía el ocultamiento mediático, como hoy.
No dudaron tampoco los conservadores liberales,
en enfrentar las demandas sociales del fin del siglo XlX, sugiendo Alem y las
protestas que se tiñen de sangre en los Talleres Vasena, la Patagonia y los
quebrachales chaqueños.
No dudaron en desestabilizar el segundo mandato
de Irigoyen, ni en consolidar la dependencia económica con el Pacto Roca
Ruciman, ya producido el genocidio de los pueblos originarios por parte de
Roca.
Ese parto de la historia, marcó el siglo XX
hasta el advenimiento de Perón.
No es grieta, es la lucha del pueblo contra los
poderes fácticos.
Sin dudas el peronismo con su expansión
democrática de derechos sociales y distribución de las riquezas, con las
banderas perennes de Justicia Social, Independencia Económica y Soberanía
Política, más la Tercera Posición internacional, son un golpe de furca a los
planes liberales dependientes y coloniales.
Como sucede hoy Patria o Colonia sigue siendo el
dilema.
Tuvieron que derrocarlo para entrar al FMI, para
derogar la primera Constitución Nacional Social de Latinoamérica por decreto
para eliminar derechos sociales, crear partidos muletos para confundir en
elecciones con proscripción del peronismo, surgiendo Frondizi e Illia con
debilidades extremas que los llevaron a nuevos golpes de estado, saludados por
los diarios de ayer y de hoy.
La misma dinámica neoliberal, golpista,
mentirosa y falaz, un verdadero poder, ahora aumentado con las nuevas técnicas
de comunicación social, imponiendo “verdades” acordes a sus intereses.
Ese trípode de poder local: medios, justicia y
gobierno, tiene una proyecto de país neocolonial auspiciado por EEUU, quien
conduce la estrategia, mientras los cipayos locales se ocupan de las cuestiones
domésticas, atadas a esas estrategias internacionales.
Veamos, la necesidad de ajuste está dictada por
el FMI que además exige, si paisano exige, que se modifique el régimen
jubilatorio, que se flexibilicen las leyes laborales, que se abra la economía
con Tratados de Libre comercio que consolidan la Argentina agroexportadora.
Eso saludan los medios, aplauden los Bancos y
empresas multinacionales, la Bolsa, mientras el pueblo camina triste en un
destino que sabe desolado, pero que se aferra al hoy. con miedo de perder lo
poco que le queda.
Sin embargo los voceros del poder claman la
nueva era, nos abrimos al mundo, derrotamos al “populismo”, el ogro demonizado
como la imagen de Lucifer de la política.
Ese mismo populismo, el peronismo fue el que
sacó al país de la mayor crisis de su historia, en un país que aparecía
inviable en el 2001, con dolor por el genocidio social provocado por los mismos
que hoy ejercen el poder.
Es como rescatar a un naúfrago del mar y que te
acuse de seguir mojado.
El país está vivo después de haber soportado el
57% de pobreza, pero critican que dejaste un 27%, nos dicen que en los últimos
años no se creó empleo, cuando del 23% de desocupación se pasó al 5,6%, que nos
robamos todo y se dejaron 52 mil millones de dólares en el ANSES y 25 mil
millones den el Banco Central.
“Pesada herencia” sin dudas, porque no sabían
por donde empezar a saquear al estado nacional, estos verdaderos nuevos yupies
sin Patria, que se creen determinados a ser los nuevos conquistadores de América.
El peronismo, después de la derrota pasó por
varias etapas: la primera de desolación, buscando culpables y en dispersión, la
segundo la reflexión autocrítica que hace bien sino se convierte en
autoflagelación, tercera la necesidad de reorganización y agrupamiento
enarbolando la bandera de la unidad.
Lo mismo sucedió en el movimiento obrero y los
movimientos sociales, mientras los legisladores se sintieron libres de adoptar
sus decisiones en forma inorgánica, abandonando el bloque, votando supuesta
“gobernabilidad”, atados a los planes del enemigo neoliberal, abriendo las
puertas a los Buitres, votando la Reparación Funesta Jubilatoria, admitiendo la
derogación por DNU de la Ley de Comunicación Audiovisual.
Pero la calle, la movilización, la organización
popular que enfrenta al neoliberalismo, pone en caja a quienes creen que las
construcciones son individuales, providenciales, pero el peronismo, es un
colectivo con política, doctrina, filosofía e ideología que nos sustentan y
sigue dando la batalla por la Patria contra la Colonia, 70 años después,
seguimos vivos.