Jorge Lanata, Morales Solá y Luis Majul
En el Día del Periodista está a la vista que
buena parte de quienes dicen ejercer el oficio en verdad hacen de
propagandistas del gobierno de Macri. Y en todo el país se estima han perdido
sus empleos unos 3.000 colegas. Periodismo es otra cosa.
Por Emilio Marín
Una de las peores enfermedades del periodismo es
su conversión en vedetismo, el ego elevado a la enésima potencia en estos
tiempos tan mediáticos. Cuando aquellos asalariados de algunas grandes
empresas, tipo Clarín, levantan un poco más de rating, entonces esa tendencia
ególatra se vuelve insoportable. No obstante, muchos de sus lectores, oyentes y
espectadores siguen chochos con ese espectáculo, como los que reían como locos
cada intervención de Jorge Lanata por canal 13, sobre todo cuando apuntaba
soezmente contra la ex presidenta.
Llegados a esos extremos, creen gozar de un bill
de impunidad e inmunidad. Así el ex director de Página/12, devenido en amanuense
de Héctor Magnetto, podía insultar de “vieja enferma” a CFK, todo al aire,
entre otros epítetos. Lanata ha perdido juicios por sus temerarias
afirmaciones, pero hoy se siente blindado, como que en Comodoro Py no tendrá
consecuencias jurídicas por denigrar a una mujer y ex presidenta, aún cuando ya
hubo tres conmemoraciones del “Ni una menos”.
En su comparecencia de fines de mayo del
insufrible “Intratables”, Lanata contó haber conversado con Mauricio Macri
aconsejándole que ordenara detener a la ex jefa de Estado. Textualmente: “Macri
se equivocó el año pasado, cuando por una cuestión político-partidaria decidió
que Cristina no tenía que ir en cana. Eso hubiera sido un punto de inflexión en
la historia argentina, un mensaje al público de que acá se acabó la joda”.
En su columna de Clarín (3/6), el apologista de
aquella detención por ahora frustrada, lejos de estar arrepentido de sus
afirmaciones, ratificaba: “Hablé alguna vez este tema con el Presidente, quien
no estaba de acuerdo. No fue ninguna reunión secreta: lo escribí, lo hablé por
todos los medios que pude y sigo sosteniéndolo ahora mismo”.
Más allá de algún matiz, como en ese caso, donde
Lanata se ubicaba a la derecha de Macri, lo que es mucho decir, sus columnas en
Clarín, programas en radio Mitre e intervenciones en televisión, arrojaban que
milita activamente a favor del gobierno de los monopolios, acostumbrado como
está al servir a uno de ellos, el mayor de los medios de desinformación.
El caso Lanata ilustra de paso otra enfermedad
profesional, que por supuesto aqueja a miembros que ejercen otros oficios, por
ejemplo la política: el panquequismo. El darse vuelta ágilmente en el aire,
según quien maneje la sartén por el mango y el mango también, diría María Elena
Walsh. Era director del diario progresista y con programa dominical en TV,
donde destrozaba a Clarín. Incluso años después seguía mostrando el mapa de
poder de ese multimedios y sus alianzas con firmas extranjeras, que excedían en
mucho los límites al monopolio de la ley de medios de comunicación
audiovisuales. Hace años hay un nuevo Lanata, que dijo llegar con muchos
prejuicios a trabajar para Magnetto. Ya los ha perdido. Y así hasta la próxima
voltereta.
El otro Morales
No se va a hablar de Gerardo Morales carcelero
de Milagro Sala sino de otro Morales, también procedente del norte, Tucumán y
de doble apellido: Joaquín Morales Solá. Ya que se menciona su pago chico, al
cronista le viene a la memoria que cuando había pasado la dictadura
militar-cívica y Antonio D. Bussi era una mala palabra, aquél negó conocerlo.
Luego apareció una foto de la represión militar en el Operativo Independencia y
Morales Solá estaba al lado del general, como cronista de “La Gaceta” de
Tucumán. Tenía más pelo, pero era el mismo escriba de “La Gaceta” ganadera, o
sea “La Nación” y antes lo hizo para Clarín y Perfil.
Es un empalme de los dos grupos mediáticos más
reaccionarios porque escribe en “La Nación” columnas muuuy favorables al
gobierno y los grupos concentrados, y tiene su programa en Canal 13, de Magnetto.
Corre para las dos escuderías que chocan gente, conciencias y causas nobles.
El tucumano es de las plumas que finge volar por
sobre los intereses de partidos y gobiernos, pero cae siempre en la trinchera
del establishment. Como cuando enfrentó a la ley de medios, victimizándose
junto a Magdalena Ruiz Guiñazú, Marcelo Bonelli y otros, diciendo que el
gobierno K los perseguía y que iba a haber un muerto. No lo hubo, al menos de
ese sector.
Cuando Macri se sintió ofendido por Marcelo
Tinelli, quejándose que éste lo satirizaba de mala manera ante tres millones de
personas, apeló a Morales Solá para que lo posicionara mejor. Y lo recibió en
Olivos para una larga entrevista publicada el 24 de julio de 2016 en “La
Nación”.
Además de pretextar inocencia por 30.000 tuits
(que según él no eran trolls) en contra de Tinelli, el dueño de casa disparó
contra Justicia Legitima y “volvió a defender al ministro de Energía, Juan José
Aranguren, quien fue cuestionado por la implementación del aumento de tarifas
en los servicios de luz y gas”.
Servicial, está atento a las necesidades
presidenciales. En marzo pasado, cuando MM atravesó un momento muy delicado
ante la gigantesca marcha docente del 6 de marzo, la movilización sindical que
arrebató el palco a la burocracia el 7 de marzo y el paro del día internacional
de la mujer el 8 de marzo, no podía faltarle un mimo moralista.
El 12 de marzo pasado su columna se tituló “Una
ofensiva para desestabilizar a Macri” y allí maltrató a los maestros, como si
fueran un mero instrumento del kirchnerismo para esmerilar a María E. Vidal.
“Después de Vidal, sucederá la ofensiva final contra el Presidente, sobre todo
si perdiera las elecciones de octubre”, o sea que las reivindicaciones del
magisterio para no perder otros 10 puntos de salario frente a la inflación y
por la paritaria nacional no eran nada. Todo era una maniobra destituyente
contra el presidente: la misma acusación de la gobernadora bonaerense y el
amigo suyo de Olivos.
La realidad muestra miles de despidos para
inhibir costos laborales empresarios, forzar cambios regresivos de convenios y
meter miedo en los posibles huelguistas. La opinión interesada del oficialismo
es que no existe el ajuste ni siquiera en las intenciones y que ya existen
“brotes verdes” de la economía que darían sustento a un crecimiento sano,
alimentado por la no vista “lluvia de inversiones”.
Leyendo esa columna de Morales Solá parece que
él fue el creador de esa ilusión. Escribió allí: “Una cosa son los argumentos
con que respaldan las medidas de fuerza tanto la CGT como los maestros.
Recesión, despidos, política neoliberal. El diagnóstico choca con la evaluación
de la unanimidad de los economistas. Según Orlando Ferreres, la economía
recuperó desde octubre la mitad de la caída. En dos o tres meses más, se habrá
superado totalmente la caída de fines del gobierno de Cristina Kirchner y
principios del de Macri. En junio, el país estará creciendo ya por encima de lo
que se perdió con la recesión. Ferreres estima que el país crecerá este año un
3,5 por ciento. Un anuncio muy parecido hace el economista Enrique Szewach”.
Puro humo tóxico.
Patinó en La Cornisa
El otro personaje que tantas “doña Rosa”
identificaría erróneamente hoy con el Día del Periodista es Luis Majul,
estrella de América, columnista de “Gaceta Ganadera” y radio La Red.
Él dejó atrás su tiempo de algo mediocre
investigador de familias enriquecidas, que en 1992 publicó su libro “Los dueños
de la Argentina”. En un capítulo criticaba los negocios de Socma-Sideco y
citaba a concejales porteños que cobraron coimas de Manliba para prorrogar
contratos de la basura en Buenos Aires. Otro dato pintaba a los Macri como
autoritarios, con los cuestionarios que hizo llegar a Mauricio y Franco, que no
se dignaron contestarlos ni a recibirlo.
Desde entonces se la pasó tocando mucha basura y
se contaminó, sin Manliba; de periodista conocido se convirtió en empresario
poco conocido, dueño de Marginal Producciones y La Cornisa Producciones.
En diciembre de 2015 Cynthia García denunció que
esa productora había recibido 14 millones de pesos con 300 contrataciones del
Gobierno de la Ciudad entre 2008 y 2014. Incluyó contratos sin licitación para
realización de eventos y distribución de folletería. Durante la campaña del
2015 percibió 6 millones del gobierno porteño. Además, percibió un total de $24
millones desde el 2012, sumando los gobiernos de Macri y Horacio Rodríguez
Larreta. En eso repitió la operatoria de Fernando Niembro, frustrado candidato
del PRO, que ganaba obras sin licitaciones en la CABA.
El acusado no pudo refutar esos cargos y volvió
a la carga contra el kirchnerismo, victimizándose. Él, que hizo la crítica al
“periodismo militante” de 678 y Víctor Hugo Morales, había quedado en paños
menores delante de la cámara. Su ardorosa defensa del gobierno tenía razones de
pesos. “Billetera mata galán y periodista”.
El diputado Rodolfo Tailhade (FPV) amplió la semana
pasada una denuncia suya que involucraba a Hernán Lombardi, al Ejecutivo
porteño y el titular de La Cornisa. Tailhade pidió acceso a la información a la
Ciudad y al Estado Nacional para que respondieran qué contratos habían firmado
con Majul. “Está más sucio que una papa”, dijo el denunciante. Se cayó de la
cornisa, estima el cronista.Fuente: La Arena
Gentileza para Utophia Sergio Ortiz