Una convocatoria de urgencia a la Plaza de Mayo
luego de las detenciones
El llamado a la movilización a la Plaza de Mayo
se hizo principalmente a través de las redes sociales. Confluyeron militantes
kirchneristas, partidos de izquierda y organizaciones sociales. Muchos
continuaron en la Marcha de la Resistencia.
Por Laura Vales
Mucha gente acudió espontáneamente a la plaza
luego de enterarse de las novedades judiciales.
Marina Rodríguez estaba en la oficina –trabaja
en un estudio de arquitectura– conectada a Internet, cuando leyó sobre las
detenciones ordenadas por el juez Claudio Bonadio. Mandó un WhatsApp al grupo
de la asamblea de La Paternal, que en media hora se puso al rojo vivo. Cuando
Débora Liberman miró los mensajes acumulados en su teléfono, ya estaba al tanto
de las novedades judiciales: es cuentapropista y trabaja en la casa, con la
radio encendida. Así llegaron ayer a la Plaza de Mayo, después de fijar con los
otros integrantes de la asamblea un punto de encuentro, donde Nora Lewin
–docente– les contó su mañana: “recién me enteré de todo al mediodía, en la
sala de profesores”. El baño de realidad le resultó tan helado que terminó
increpando a una colega que festejaba la detención de Luis D’Elía.
En la esquina del Cabildo, el grupo –una diez
personas sin carteles pero unidas y organizadas– eran una buena muestra de lo
que puso en movimiento la convocatoria en defensa del estado de derecho, en
reacción al pedido de desafuero de la ex presidenta Cristina Kirchner y las
detenciones de los dirigentes kirchneristas. “Nosotros somos una organización
con un poco de todo, politizados y no politizados; nos juntamos desde enero de
2016, convocados contra el ajuste”, explicó Rodríguez. Como ella, todos los
consultados vincularían la ofensiva judicial con la necesidad del gobierno de
“tapar” el tratamiento en el Congreso de la reforma laboral y la baja en las
jubilaciones.
La protesta confluyó en la plaza con la Marcha
de la Resistencia (ver página 12), que también tuvo como tema central el
repudio al plan de ajuste y a la represión, en ascenso como su contracara. Los
movimientos sociales, por su propio volumen, llegaron con columnas más
numerosas, pero aún así en una mínima expresión de lo que pueden movilizar.
Tuvieron que salir a las apuradas y sumarse con lo que pudieron.
“Vinimos desde San Fernando, los que estábamos
disponibles, que hoy no trabajábamos”, contó Lidia Valdez en una columna la
Martín Fierro. “Fue todo muy rápido pero nos pareció importante venir, estar
como pueblo organizado y en la calle. Votamos a nuestros representantes y los
vamos a defender para que puedan cumplir con el mandato que les dimos en las
urnas”.
Estas organizaciones populares cubrieron los
mayores espacios de la plaza. Estaban la CTEP, el MUP, la 26 de Julio, entre
otras. También militantes con banderas de La Cámpora, Octubres, Descamisados y
Seamos Libres. “A bancar/ a bancar / el proyecto nacional”, coreaban en la
columna del Movimiento Evita.
Muchos gremios fueron sin pancartas. Como
especímenes raros de su especie, tres taxistas argumentaron con las siguientes
frases: “Vinimos porque estamos comprometidos con el proceso popular de los
últimos doce años, y queremos seguir profundizándolo”. “Vinimos para repudiar
la medida de Bonadio, porque detrás del aparato judicial están los CEOs del
gobierno, un gobierno que quiere terminar con el estado de derecho” (el segundo
taxista). Y el tercero: “Agregá que vinimos contra la represión de la
protesta”. Pertenecían a la Asociación de Taxistas de la Capital Federal,
organización de la CTA.
“No trajimos la bandera porque salimos de raje”,
contó Daniel Lucas en un grupo llegado de Ramos Mejía, integrantes de la
Leonardo Favio, una agrupación de nacimiento reciente –se empezaron a juntar
después de la primera ronda de la elección presidencial, para intentar revertir
el triunfo de Cambiemos en el ballottage–, hoy organizados en el local de un
video club y autodefinidos como “kirchneristas, con compañeros peronistas y de
izquierda”.
Los vendedores de remeras militantes
concentraron su oferta en dos modelos de estampado: la mano con los dedos en ve
y la imagen de Cristina. “No sé si (la medida de Bonadio) es sólo atribuible a
una tapadera de la reforma laboral y el ajuste a las jubilaciones; será un poco
de eso, pero también algo para disciplinar a los políticos, a los sindicatos,
al militante y a la gente que no milita también. Yo ya no milito”, contó
Alicia, artesana, 55 años. Dante –27, estudiante de derecho– apuntó que “el
delito que le imputa a Cristina y los demás acusados, la traición a la patria,
ni siquiera tiene uso. Al único que se le impuso fue a Perón”. Luis –50 años,
trabajador tercerizado– dijo que ve “un atropello a todos los derechos
civiles”.
El operativo policial fue discreto. La infantería
sólo se dejó ver detrás de las rejas que impiden acercarse a la Casa Rosada.
Contra el vallado que rodea el edificio de la Catedral quedaban pegados restos
de otras manifestaciones recientes: afiches de la marcha al Congreso contra el
ajuste y, más antiguas, pintadas contra los despidos o con la imagen de
Santiago Maldonado.Fuente: Página 12
Galería de Fotos de Utophia
Utophia con la
diputada provincial Florencia Saintout
Darío Díaz Pérez e Ismael Ale, ex intendente y ex director del PAMI. Lanús
Horacio Pietragalla, el nieto recuperado 75
Juan Cabandie, nieto recuperado, nacido en la ESMA